viernes, 7 de diciembre de 2007

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Derecho de los ni�os




Campa�a en Mexico

miércoles, 5 de diciembre de 2007

LAS CALLES Y SUS REGLAS

LA CALLE

La calle, al igual que la escuela, es el primer lugar en el que el niño se aparta de lo materno y lo familiar para encontrarse con realidades sociales preexistentes, a veces muy distintas de las de su ámbito doméstico, a veces, muy violentas y rudas. Es, de otra parte, la calle el sitio donde se produce el primer encuentro con el mundo de lo público; un mundo de individualidades, donde el niño tiene, por lo tanto, que enfrentarse a las diferencias, las debe aceptar aunque sea a regañadientes y conoce de la existencia de 'los otros', que con frecuencia se le imponen con gran rudeza y falta de consideración. Es allí donde 'el grupo social' de los amigos e iguales pero también el de los rivales y el de los mayores ejerce toda su influencia y va moldeando las individualidades infantiles que recién han sido expulsadas por el hogar.
Si bien la calle, como tal, no pueda ser definida y entendida como una organización formal, abstracta, generalizada y regida por normas precisas, no quiere decirse con ello que en la misma impere la anarquía, el desorden social, la falta de organización. De hecho, existen y rigen allí normas y procedimientos que deben ser acatados por quienes acceden a ella. Por lo tanto, en la calle el niño tiene un primer encuentro con la ley, como un principio de orden social y organización social, como un primer elemento de cohesión y de referencia para su comportamiento social muy diferente de lo experimentado hasta ahora en su mundo doméstico. Es posible que las normas de la calle no tengan la rigidez y formalidad que exhiben las que rigen en la escuela pero pueden ser tan o más eficaces que las actuantes en esta última.


La calle significa también un encuentro con relaciones de poder, diferentes a las familiares y a las personificadas por los maestros y maestras si es que el niño asiste simultáneamente a la escuela. Deberá, por lo tanto, aprender a reconocer jerarquías, y saber que las decisiones que pueda tomar estarán en más de una ocasión condicionadas por consideraciones ajenas a su voluntad y que no siempre serán de su agrado.

De esta manera, para lograr el reconocimiento de las diferentes realidades que le ofrece la calle, el niño deberá realizar un autoconocimiento del 'yo', establecer las fronteras del mundo doméstico privado, delimitar su propia individualidad para reconocer a 'los otros', las otras individualidades, con las que tendrá que interactuar sometiéndose a veces, dominándolas en otras oportunidades. Es posible que desarrolle especiales habilidades para competir pero también puede llegar a ser un excelente cooperador.

Aunque con todos los riesgos que la caracterizan, la calle puede presentarse como alternativa frente a una grave situación de violencia familiar y social, provocada por un sistema socio-económico discriminatorio y excluyente. La calle se presenta como un espectro amplio de estímulos para el niño: ofrece respuestas para satisfacer sus necesidades básicas; es un lugar donde se encuentra con grupos secundarios de referencia, de identificación; es un espacio donde adquiere destrezas y aprende a compartir y a ser solidario; la calle es, también una aventura y una oportunidad para experimentar la autonomía deseada.

La calle es el espacio de referencia especialmente para los niños abandonados, maltratados y para aquellos que cometen infracciones y tienen conflictos con la ley. Ciertos "sectores" determinados por los mismos niños se convierten en su "habitat" para realizar sus actividades informales, para sobrevivir a través de limosnas o robos o para buscar un horizonte recreativo. Los mercados, los terminales de buses, los centros comerciales, los parques y las venidas comerciales son los lugares en los que están presenten niños de la calle y niños trabajadores. Para tantos niños la calle es la única escuela para su vida.

LA REALIDAD DE LAS CALLES


En la actualidad el problema de los niños de la calle es una realidad latente para todos, pues en cada esquina de la ciudad están deambulando sin rumbo, pidiendo a gritos que los ayuden. Algunos grupos e instituciones sin fines de lucro tratan en cierta parte de acudir a su llamado, pero no pueden hacer mucho por ellos, porque no cuentan con los recursos necesarios para cubrir todas sus necesidades y también porque algunos de los niños están acostumbrados a esa vida de vagancia y vicios.

En la calle los niños corren muchos riegos como: los vicios, la droga, los abusos por parte de personas mayores, las violaciones, etc., además se debe tener en cuenta que están propensos a la presencia de serios problemas de salud, especialmente afecciones del sistema respiratorio que se presentan a través de tos crónica y bronco espasmo, están expuestos también a epidemias de tuberculosis, producto del hacinamiento y el alto grado de desnutrición que presentan.

Pero el mayor riego constituye la drogadicción: la mayoría de niños recurren a este vicio porque quieren olvidar la realidad por la que están atravesando, algunos para olvidar el maltrato que recibían en sus casas, otros para calmar el hambre y la rabia hacia la sociedad que los margina día a día.


Sabías que...
Según UNICEF, 20 millones de niños y niñas en América Latina consumen más de 70 millones de litros al mes de “goma de zapatero”, una especie de pegamento que muchos utilizan para apagar el hambre y evadirse de la realidad. Esto significa un gran negocio para las empresas fabricantes. En Estados Unidos las sustancias basadas en tolueno están controladas estrictamente, mientras que son precisamente dos empresas estadounidenses las que producen la cola vendida en Latinoamérica.
Recientemente anunciaron que iban a suprimir este componente en sus productos, aunque lo sustituirán por ciclohexane, sustancia seis veces menos tóxica que sin embargo causa efectos parecidos tanto en el momento de su inhalación como a largo plazo sobre la salud, según Casa Alianza.




miércoles, 21 de noviembre de 2007

Los niños de la calle


Todos los días, los vemos en diferentes partes de la ciudad, con sus vestimentas gastadas, sus pequeños cuerpos reflejan la falta de atención médica, familiar y en especial el apoyo de la sociedad.

Hoy en día, es común encontrar en cada esquina de la ciudad a estos pequeños vendiendo caramelos, limpiando para brises o realizando cualquier oficio, algunos lo hacen porque son obligados por sus padres a trabajar, pues si no llegan con dinero a casa son maltratados física y psicológicamente, otros lo hacen porque están solos en este mundo y no tienen quien los proteja.

Para la mayoría de los niños la calle es su verdadero hogar, pues esta constituye el lugar de encuentro, de juego, de libertad, el lugar donde se siente por un segundos pueden sentirse queridos.

La pobreza y los maltratos que estos pequeños reciben por parte de sus padres, son las causas principales para que decidan abandonar sus hogares y refugiarse en las calles. A tan corta edad estos niños tienen que enfrentar el miedo, el dolor, la soledad, el hambre, y en especial el abandono de la sociedad, pues actualmente son pocas las instituciones que se encargan de cubrir las necesidades que tienen estos pequeños.